Dejar el nido

La verdad es que soy muy consentida y el hecho de salir al mundo a darme duro me da susto.



Extrañaré muchas cosas, más que todo la seguridad y la comodidad. Ya nadie me tendrá la comida, nadie me consentirá, nadie me cuidará la enfermedad, mi mamá no me traerá el desayuno a la cama, no me llamará para saber dónde ando. Mi papá ya no podrá llegar en las noches a ver si estoy o no en la habitación, mi hermano ya no me pellizcará ni me gritará. Extrañaré mi almohada, mi cama, el calorcito... la comida.

Y no es que no esté acostumbrada a hacer cosas sola, es que salir del hogar en serio que es difícil. Pero, ya era hora. A veces me da mucho miedo embarcarme en esto, pero, carajo, qué estoy pensando, voy a conocer el mundo y quitarme de encima muchas mañas y prejuicios. Todo a punta de golpes.

Así es como nos gusta aprender.

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