140 caracteres me quedaron chiquitos
Para mí 140 caracteres parecieron ser suficientes para sintetizar mi vida en ellos, por un tiempo. Me refiero a twitter, la 'herramienta' para decirle al mundo lo que uno piensa, igual que un blog, pero con el espacio contado. Espacio limitado a 140 caracteres que para lo único que sirven es para sintentizar la complejidad, restarle importancia a los detalles, armar enredos, meter a muchos en líos (por falta de experticia o por el poco poder de síntesis que puedan tener, como es mi caso) y conocer gente que parece chevere y no lo es tanto al final (no es mi experiencia, pero hablo desde el mirador, cercano, muuuuy cercano).
Tuve twitter, lo cambié muchas veces, como cuando cambiaba de blog. Esas mañas nunca se dejan. Ser nómada en el mundo digital es mi naturaleza, no me quejo, me encanta hacer actos de escapismo. Como decía, tuve twitter, me divirtió al comienzo, podía decir cosas y la gente se enteraba instantáneamente, podía hablar de las estupideces de mecreopunky, recomendar de manera inmediata algo que oía en la radio... Conocí gente genial. Pero llegó el momento en el que tanta interacción, y de cierta manera, la malinterpretación de mensajes tan cortos se convirtió en un karma, además de las novelas, intrigas y demás cuentos que ocurren en toda comunidad, la verdad no soy voyeur. Debió ser mi carácter antisocial o tal vez parchudez, estar rodeada de tanta gente, tanto geek me empalagó. Me mamé de que solo fueran 140 y que para completar una idea tuviera que escribir 5 o 10 twits seguidos... Me mamé porque se convirtió en maña decirle al mundo lo que hacía, pensaba o iba a hacer, lo que me gustaba y lo que no, lo que acababa de escribir en mi blog, lo que planeaba para mi futuro. El twitter quita todo el misterio... incluso si es de los que escribe con metáforas, filosóficamente o basura...
Entonces me acordé de mi blog, que no me limitaba, que me dejaba decir eso mismo en más espacio, ponerle fotico y de igual manera que en el twitter, leer a quien me diera la gana y borrar el comentario que no me gustó de perencenito. En mi blog digo muchas cosas de mí, pero entonces ya no es tan sencillo descrifrar a la persona. 140 caracteres no definen la vida humana, o al menos la mía.
Ahora 140 caracteres ya no son suficientes para la grandeza de mi vida, tal vez soy muy complicada y la demás gente es normal, o tal vez es simple y a mi lo simple me aburre y me gusta enredar, enrollar, envolver, dar vueltas y añadir ingredientes de más... 140 caracteres no me alcanzan para muchas cosas, pueden ser suficientes para describir mi desayuno, echar madres, decir lo que pienso de un programa de tv, pero jamás para definir mi vida o mi situación como persona, para decir cuanto me gustó un libro, recomendarlo, para hablar de gente especial que toca mi corazón, compartir hallazgos bonitos y ahorrarle clicks a la gente con tinyurls que a veces no llevan a ningún lado o comentarios incoherentes con links que llevan a estupideces.
Disfruté twitter alguna vez, pero me quedó chiquito. Disfruto más mi blog, si bien no resume mi vida o da fiel reflejo de ella, es más mío y me refleja más como persona que 140 letricas con espacios.
Tuve twitter, lo cambié muchas veces, como cuando cambiaba de blog. Esas mañas nunca se dejan. Ser nómada en el mundo digital es mi naturaleza, no me quejo, me encanta hacer actos de escapismo. Como decía, tuve twitter, me divirtió al comienzo, podía decir cosas y la gente se enteraba instantáneamente, podía hablar de las estupideces de mecreopunky, recomendar de manera inmediata algo que oía en la radio... Conocí gente genial. Pero llegó el momento en el que tanta interacción, y de cierta manera, la malinterpretación de mensajes tan cortos se convirtió en un karma, además de las novelas, intrigas y demás cuentos que ocurren en toda comunidad, la verdad no soy voyeur. Debió ser mi carácter antisocial o tal vez parchudez, estar rodeada de tanta gente, tanto geek me empalagó. Me mamé de que solo fueran 140 y que para completar una idea tuviera que escribir 5 o 10 twits seguidos... Me mamé porque se convirtió en maña decirle al mundo lo que hacía, pensaba o iba a hacer, lo que me gustaba y lo que no, lo que acababa de escribir en mi blog, lo que planeaba para mi futuro. El twitter quita todo el misterio... incluso si es de los que escribe con metáforas, filosóficamente o basura...
Entonces me acordé de mi blog, que no me limitaba, que me dejaba decir eso mismo en más espacio, ponerle fotico y de igual manera que en el twitter, leer a quien me diera la gana y borrar el comentario que no me gustó de perencenito. En mi blog digo muchas cosas de mí, pero entonces ya no es tan sencillo descrifrar a la persona. 140 caracteres no definen la vida humana, o al menos la mía.
Ahora 140 caracteres ya no son suficientes para la grandeza de mi vida, tal vez soy muy complicada y la demás gente es normal, o tal vez es simple y a mi lo simple me aburre y me gusta enredar, enrollar, envolver, dar vueltas y añadir ingredientes de más... 140 caracteres no me alcanzan para muchas cosas, pueden ser suficientes para describir mi desayuno, echar madres, decir lo que pienso de un programa de tv, pero jamás para definir mi vida o mi situación como persona, para decir cuanto me gustó un libro, recomendarlo, para hablar de gente especial que toca mi corazón, compartir hallazgos bonitos y ahorrarle clicks a la gente con tinyurls que a veces no llevan a ningún lado o comentarios incoherentes con links que llevan a estupideces.
Disfruté twitter alguna vez, pero me quedó chiquito. Disfruto más mi blog, si bien no resume mi vida o da fiel reflejo de ella, es más mío y me refleja más como persona que 140 letricas con espacios.
Comments
Saludos.
Funciona y a veces no. A mi la limpieza me sirvió. Pero me encanta tenerte de nuevo en el blog, porque eres la misma de muchas caras.