Rock al charco
Esta es una entrada que jamás esperé hacer, pero tengo todo el ánimo de quejarme porque ya van casi 2 años de la misma cosa, uno que es iluso y piensa que todo puede ser mejor, pero tiende es a empeorar. Me voy a quejar de Rock al Parque en su edición 2010.
Siendo una de las seguidoras más fieles del festival desde su aparición creo estar en todo el derecho de hacerlo, el festival no es el mismo. Y no, no es la queja de una purista, uno entiende que hay que evolucionar, que hay que crecer, que todos cambiamos, pero creo que el festival ha cambiado para peor durante los últimos dos años, o incluso de antes. Parte de la queja radica en la organización del festival: el caos, el desorden y el irrespeto por la audiencia que al fin y al cabo es quien acredita o desacredita este tipo de eventos.
El festival de 2010 brilló por su desorden, conocí todo tipo de atropellos hacia las personas de prensa, el usual abuso de la policía en las requisas que, si bien son por nuestra seguridad son un total despropósito al tratar de delincuentes a todos los asistentes y carecer de todo sentido de respeto al tratar con las personas, no todo el mundo tiene que pagar por un grupo de revoltosos.
La logística, como siempre, un desastre, los accesos a los baños y zonas de comidas cada vez más complicados, pareciera que las experiencias lluviosas de festivales pasados no han servido a la organización para hacer entender que un poco de comodidad no cae mal, que andar entre prados encharcados para comer o para ir al baño es incómodo y molesto, no pedimos baños enchapados ni sombrillas, solo que faciliten un poco la vida, el espacio del parque es grande.
Me pareció curioso que el área de prensa hubiera sido reducida para dar más espacio a VIP, es más, la sección VIP no debería existir y darle la oportunidad al público de estar más cerca, los hijos de papi y de los organizadores podrán sobrevivir igual que la demás gente. Los problemas con el horario e inicio de las presentaciones fueron otro gran lunar, muchas empezaron antes de tiempo lo que no permitió a muchas personas pasar de un escenario a otro a ver siquiera la última canción de muchos artistas, la puntualidad es buena pero eso de empezar 30 minutos antes es lo que se dice coloquialmente “rayar la cara”.
De las bandas y demás invitados no puedo dar queja, para gustos colores y si la gente va y conoce a una banda nueva y le queda gustando todo es ganancia, al fin y al cabo estos festivales se hicieron para eso, fomentar tolerancia y conocer nuevos sonidos.
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